El bueno, el malo y el niño: Lone Wolf & Cub
En vista de seguir de sequía de reseñas, rebusqué en los archivos de mi PC y encontré esta nota sobre una de las mejores series de manga que hayan existido, que escirbí en su momento para postular a un trabajo en Ivrea. Por cierto, me llamaron, pero se tardaron tanto que ya tenía este trabajo de bibliotecario, bien pagado, cómodo y en el que no tenía que cambiar de país con todo y familia para trabajar. Y aquí me quedé nomás. Aunque , lo reconozco, a vecexme pregunto que hubiese hecho allí...
Si en el número de setiembre de 1970, la revista japonesa Manga Action no hubiese publicado el primer capítulo de una serie de samurais, muchas cosas habrían cambiado: Batman habría seguido siendo un gil gordito que pegaba con Biff!, Sock! y Ouch!, Tom Hanks nunca habría interpretado a un asesino a sueldo que trabaja para la mafia y (lo más importante), seguramente la invasión del manga y del anime de hoy día habría tardado mucho más tiempo en conquistar el mundo. Por suerte en ese número aparecía este manga llamado Kozure Okami, también conocida como Lone Wolf & Cub (o en castellano como El Lobo Solitario y su cachorro).
No es que el editor arriesgaba mucho con la publicación de la historia. Sus autores eran dos veteranos historietistas de Japón que ya tenían años de profesión. El guionista Kazuo Koike era conocido como un prolífico autor de historietas de aventuras, mientras que le dibujante Goseki Kojima tenía encima más de diez años de dibujar, primero para el mercado Kashi-bon (tiendas que arrendaban manga y libros a gente de escasos recursos, algo que fue muy popular en el Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial) y luego directamente en las revistas de manga.
Lo que ninguno de los autores esperaban fue el éxito apabullante de esta historia sobre un samurai sin amo convertido en asesino profesional y su pequeño hijo, quienes vagabundean buscando venganza sobre el clan que los puso fuera de la ley. Durante seis años, la saga de Itto Ogami y su hijo Daigoro atraparía a millones de lectores en Japón. Los guiones de Koike, llenos de dilemas morales y personajes creíbles, y el estilo cinematográfico de contar de Kojima hacían que leer cada episodio fuera un deleite. Cada uno de los 28 tankoubon recopilatorios de la saga vendió por arriba de los cinco millones de ejemplares. Sí, lo que leés: cinco palos de ejemplares.
LA HISTORIA
Estamos en el Japón de 1655. El shogunato Tokugawa ha unificado el país luego de un largo período de guerra entre señores feudales. Y su mano de hierro debe vigilar cualquier sospecha de traición. Para eso, tres clanes son los que reciben tareas fundamentales en el control y supresión de los rebeldes. El clan ninja de los Kurokawa son los encargados de buscar pruebas contra los sospechosos de rebelión. El clan Yagyu son los asesinos, los autorizados a eliminar a todos aquellos que se oponen a la voluntad del shogun. Finalmente, Itto, jefe del clan Ogami, es el kaisakunin, el verdugo oficial del shogun, encargado de ayudar a morir a todos aquellos nobles que han recibido la orden de cometer seppuku (hara kiri para los amigos). Es una tarea que Itto Ogami cumple con eficiencia y fidelidad.
Pero Retsudo, jefe del clan Yagyu, desea el puesto de Ogami para su clan. Y para eso falsifica pruebas acusándolo de traición al shogun. Paralelamente, ataca por sorpresa al clan Ogami cuando Itto no está. Al volver a su hogar, el Kaisakunin se encuentra con su propiedad destruida, su familia arrasada y una orden del shogun para que cometa seppuku. Solo le ha sobrevivido su hijo Daigoro, que apenas gatea. En una secuencia memorable, Itto pone en el suelo una espada a un lado, a otro una pelota y a Daigoro en el medio. Es el niño el que debe escoger: si va hacia la pelota, Itto cumplirá los deseos del shogun y el y su hijo se reencontrarán en el más allá con su familia. Si va hacia la espada, padre e hijo recorrerán el camino al Meifumado, al camino al infierno en vida, buscando venganza ante aquellos que han manchado el honor de su clan. Por supuesto, Daigoro gatea hacia la espada...
A partir de ahí, Itto Ogami se convertirá en un ronin, un samurai sin maestro, que alquila su prodigiosa habilidad con la espada como asesino profesional. Su precio no es barato: quinientos ryo, una pequeña fortuna, además de aceptar encargos que le parezcan moralmente aceptables. Y entretanto él y Daigoro avanzan por los caminos japoneses con Daigoro encima de un cochecito de madera arrastrado por su padre, enfrentando a los asesinos que el clan Yagyu envía invariablemente para eliminarlos, cumpliendo de la manera más estoica posible las enseñanzas del código bushido, esperando un día limpiar el honor de su nombre y ganándose entre la gente el apodo de El Lobo Solitario y su Cachorro.
(¿El final? Claro que lo sabemos, pero preferimos que te enteres leyendo la historieta. ¡Nyah jaja...!)
LAS ADAPTACIONES A OTRO MEDIO
En 1972, con Lone Wolf en pleno éxito, los estudios de cine Toho (¡los mismos de Godzilla!) decidieron que era una buena idea adaptar a la pantalla grande la historieta. Pero no en un anime (de hecho, todavía no hay ninguna versión animada de Lone Wolf & Cub) sino con actores reales. Y, para asegurar la fidelidad de la adaptación, contrataron como guionista de las películas al propio Koike. El gran quilombo entre los fans se armó cuando se supo que a Itto Ogami lo interpretaría Tomisaburo Wakayama, un tipo que no era muy parecido al personaje dibujado. Claro el pibe corría con la ventaja de ser el hermano del actor Shintaro Katsu, que era el productor de las películas (¿Nepotismo? Ehhh... Ahhh... ¡Aguante los redondos!).
Pero cuando se estrenó en 1972 el primer filme, Ko O Kashi Ude Kashi Tsukamatsuru (en inglés Lighting Swords of Death), Wakayama les calló la boca a todos. El tipo ERA Itto Ogami. Y Akihiko Tomikawa, el borrego que hacía de su hijo Daigoro lograba uno de esos milagros que ocurren muy cada tanto en el cine: un nene que sabe actuar. La química entre ambos personajes era perfecta, imitando a la perfección la dinámica de los personajes del manga. Si a eso le sumamos un guión sumamente fiel a la historieta (por algo estaba ahí Koike), una escenografía impecable y unas coreografías de acción recontra bien hechas y donde la sangre y los descuartizamientos bestias son monda corriente, el resultado final fue simplemente excelente. Tanto es así que entre 1972 y 1974 habría cinco pelis más de Lone Wolf con el mismo equipo creativo. Sin embargo no fueron un éxito monstruoso de taquilla.
También a finales de los setentas la cadena de televisión Nippon produjo una serie de Kozure Okami que duró cuatro temporadas. Itto Ogami fue Kinosuke Yorozuya y Daigoro fue Katsukata Nishikawa. Uniendo varios episodios de la serie se estrenaron cuatro películas con posterioridad. También en 1979 hubo un telefilme con Hideki Takahashi como Ogami. Como curiosidad, el papel de Retsudo Yagyu era interpretado por el primer Ogami, Tomisaburo Wakayama (que moriría en 1992).
El mismo año de la muerte de Wakayama, el director Akira Inoue dirigiría una nueva película de Lone Wolf, donde se recontaba de principio al final la historia del personaje. Masakazu fue esta vez el encargado de interpretar al asesino profesional. Los aficionados se han dividido ante este largometraje: algunos les parece una obra más que interesante, mientras otros sienten que le falta el respeto a la serie original.
Otro medios también aprovecharon la popularidad del manga. Así hubo cuatro obras teatrales basadas en la historia de Itto Ogami. Y hasta hubo un disco que teóricamente cantaba Daigoro. Lo que puede el mechandising, ¿no?
Pero fueron las películas las que hicieron que Occidente se interesara por primera vez por Kozure Okami...
LA INVASION A OCCIDENTE
En 1980 había una miniserie televisiva que arrasaba con todo: Shogun (un bofe melodramático con Richard Chamberlain que mejor olvidar que recordar). Y por supuesto las compañías de cine buscaron algo similar para robar con el furor por los samurais que la miniserie trajo en ese momento. Así fue que David Weisman Y Robert Houghton se encontraron con los filmes de Itto ogami y quedaron impresionados. Así que compraron los derechos de los dos primeros y, mediante un trabajo de corte y pegue, armaron una nueva película llamada Shogun Assasin (1980). Obviamente sacaron todas las partes donde se discuten temas que no eran muy entendibles fuera de Japón y se mantuvieron las escenas de acción y descuartizamientos, pero el resultado final, asombrosamente, es bastante coherente. Y fue un éxito. Los que veían la película no podían creer lo poderosas que eran sus escenas de acción y lo grosso que era el personaje. Así, algunos comenzaron a investigar y se toparon con la historieta de Koike y Kojima. Y las mandíbulas se les cayó al piso.
A uno de los que le pasó eso fue a un dibujante de comics de Estados Unidos llamado Frank Miller. El estilo de narrar de Kojima lo mató y al poco tiempo Miller usaba muchos de los truquitos del dibujante japonés en sus historietas. Y paralelamente, la carrera de Miller despegó increíblemente. Sus trabajos con Daredevil y Wolverine lo pusieron en la cresta de la ola. Así, en 1982 Miller decidió hacer una miniserie donde se hizo explícito su enamoramiento de Lone Wolf & Cub: Ronin, una historia de un samurai reencarnado en un universo futurista, donde el diseño de las páginas y el ritmo narrativo estaba calcado del de Lone Wolf.
Pero el gran éxito de Miller vino con la obra que siguió, una miniserie de Batman llamada The Dark Knight Returns, protagonizada por un Batman viejo, oscuro y muy jodido. La historieta literalmente revolucionó a la historieta yanqui y fue la base en la que s inspiró Tim Burton para crear la personalidad y el mundo de la película Batman (1989).
Como Miller se la pasaba hablando maravillas de esa historieta japonesa de samurais, una compañía independiente de Estados Unidos llamada First comics, decidió comprar los derechos de Kozure Okami para editarlo en Estados Unidos. Con tapas de Miller, el primer número de Lone Wolf & Cub vendió ciento veinte mil ejemplares. Los lectores se caían de úpite al encontrarse con algo tan diferente de los superhéroes que estaban acostumbrados. Y empezaron a estar atentos a ver que cosas más salían de manga. Así fue que comenzaron a aparecer en Estados Unidos (y por influencia en el resto del mundo) ediciones traducidas de algunos mangas. O sea que, si no fuera por Lone Wolf & Cub, la primera oleada de fans del manga y el anime no se habría consolidado.
Otro de los que alucinaron con la serie fue un guionista y autor de novelas policiales llamado Max Allan Collins. Durante años el tipo se la pasó hablando maravillas de la historieta y de las películas del personaje. Así se le ocurrió adaptar la historia del personaje, traspasándola a los años veinte en Estados Unidos. En vez del ejecutor del shogun tendríamos al mejor asesino de un capo mafia. En vez de un jefe de clan rival que quiere hacerlo pasar por traidor, tendríamos al hijo de dicho capo mafia que elimina a casi toda la familia del asesino para ocultar sus propios negocios sucios. En vez de un hijo de tres o cuatro años, el acompañante perpetuo del asesino sería su hijo de doce. Pero todo lo demás (la venganza para recuperar el honor familiar, el vínculo entre padre e hijo, la violencia implacable, el particular código de honor del protagonista) estaba calcado de Lone Wolf. La historieta se llamó Road to Perdition. Y cuando se hizo una película basada en la historieta (con Tom Hanks como el asesino) pocos reconocieron de dónde salió la historia original.
Por supuesto ese no ha sido el único homenaje que Lone Wolf & Cub han conseguido. Desde Usagi Yojimbo hasta Los Simpsons (¡con Homero como Itto Ogami y Maggie como Daigoro!), pasando por un episodio de Samurai Jack, las referencias a esta serie continuamente aparecen. De hecho recientemente la editorial Dark Horse editó en inglés los 28 tomos de la historia y Planeta Agostini comenzó a hacerlo en España, llenando un hueco en los aficionados de lengua castellana. Es que era hora que Itto Ogami y su hijo sean conocidos por todos los mangakas. Con todo lo que había hecho pro ello en estos tiempos, era justo, ¿no?
CURIOSIDADES
- Kazuo Koike es el fundador de la Gekiga-Sonjuku, la escuela de historietas más grande de Japón. De ahí ha salido gente como Rumiko Takahashi.
- Lone Wolf & Cub fue publicado por primera vez en castellano por editorial Columba allá a principios de los noventa. Claro, los tipos destrozaban las viñetas, les agregaban texto y lo coloreaban con ese color espantoso que le ponían a todas las revistas. El resultado fue una verdadera masacre que por suerte solo duró unos episodios.
- Koike tiene el cuarto grado de kendo y ha practicado arquería. O sea, que el viejo tiene idea de pelear como Ogami.
- Goseki Kojima trabajó de joven como narrador callejero presentando Kami shibais, un espectáculo que mostraba una sucesión de dibujos que contaban una historia mientras el dibujante mismo los contaba en público. Esta era una forma común de diversión en el Japón de posguerra.
Si en el número de setiembre de 1970, la revista japonesa Manga Action no hubiese publicado el primer capítulo de una serie de samurais, muchas cosas habrían cambiado: Batman habría seguido siendo un gil gordito que pegaba con Biff!, Sock! y Ouch!, Tom Hanks nunca habría interpretado a un asesino a sueldo que trabaja para la mafia y (lo más importante), seguramente la invasión del manga y del anime de hoy día habría tardado mucho más tiempo en conquistar el mundo. Por suerte en ese número aparecía este manga llamado Kozure Okami, también conocida como Lone Wolf & Cub (o en castellano como El Lobo Solitario y su cachorro).
No es que el editor arriesgaba mucho con la publicación de la historia. Sus autores eran dos veteranos historietistas de Japón que ya tenían años de profesión. El guionista Kazuo Koike era conocido como un prolífico autor de historietas de aventuras, mientras que le dibujante Goseki Kojima tenía encima más de diez años de dibujar, primero para el mercado Kashi-bon (tiendas que arrendaban manga y libros a gente de escasos recursos, algo que fue muy popular en el Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial) y luego directamente en las revistas de manga.
Lo que ninguno de los autores esperaban fue el éxito apabullante de esta historia sobre un samurai sin amo convertido en asesino profesional y su pequeño hijo, quienes vagabundean buscando venganza sobre el clan que los puso fuera de la ley. Durante seis años, la saga de Itto Ogami y su hijo Daigoro atraparía a millones de lectores en Japón. Los guiones de Koike, llenos de dilemas morales y personajes creíbles, y el estilo cinematográfico de contar de Kojima hacían que leer cada episodio fuera un deleite. Cada uno de los 28 tankoubon recopilatorios de la saga vendió por arriba de los cinco millones de ejemplares. Sí, lo que leés: cinco palos de ejemplares.
LA HISTORIA
Estamos en el Japón de 1655. El shogunato Tokugawa ha unificado el país luego de un largo período de guerra entre señores feudales. Y su mano de hierro debe vigilar cualquier sospecha de traición. Para eso, tres clanes son los que reciben tareas fundamentales en el control y supresión de los rebeldes. El clan ninja de los Kurokawa son los encargados de buscar pruebas contra los sospechosos de rebelión. El clan Yagyu son los asesinos, los autorizados a eliminar a todos aquellos que se oponen a la voluntad del shogun. Finalmente, Itto, jefe del clan Ogami, es el kaisakunin, el verdugo oficial del shogun, encargado de ayudar a morir a todos aquellos nobles que han recibido la orden de cometer seppuku (hara kiri para los amigos). Es una tarea que Itto Ogami cumple con eficiencia y fidelidad.
Pero Retsudo, jefe del clan Yagyu, desea el puesto de Ogami para su clan. Y para eso falsifica pruebas acusándolo de traición al shogun. Paralelamente, ataca por sorpresa al clan Ogami cuando Itto no está. Al volver a su hogar, el Kaisakunin se encuentra con su propiedad destruida, su familia arrasada y una orden del shogun para que cometa seppuku. Solo le ha sobrevivido su hijo Daigoro, que apenas gatea. En una secuencia memorable, Itto pone en el suelo una espada a un lado, a otro una pelota y a Daigoro en el medio. Es el niño el que debe escoger: si va hacia la pelota, Itto cumplirá los deseos del shogun y el y su hijo se reencontrarán en el más allá con su familia. Si va hacia la espada, padre e hijo recorrerán el camino al Meifumado, al camino al infierno en vida, buscando venganza ante aquellos que han manchado el honor de su clan. Por supuesto, Daigoro gatea hacia la espada...
A partir de ahí, Itto Ogami se convertirá en un ronin, un samurai sin maestro, que alquila su prodigiosa habilidad con la espada como asesino profesional. Su precio no es barato: quinientos ryo, una pequeña fortuna, además de aceptar encargos que le parezcan moralmente aceptables. Y entretanto él y Daigoro avanzan por los caminos japoneses con Daigoro encima de un cochecito de madera arrastrado por su padre, enfrentando a los asesinos que el clan Yagyu envía invariablemente para eliminarlos, cumpliendo de la manera más estoica posible las enseñanzas del código bushido, esperando un día limpiar el honor de su nombre y ganándose entre la gente el apodo de El Lobo Solitario y su Cachorro.
(¿El final? Claro que lo sabemos, pero preferimos que te enteres leyendo la historieta. ¡Nyah jaja...!)
LAS ADAPTACIONES A OTRO MEDIO
En 1972, con Lone Wolf en pleno éxito, los estudios de cine Toho (¡los mismos de Godzilla!) decidieron que era una buena idea adaptar a la pantalla grande la historieta. Pero no en un anime (de hecho, todavía no hay ninguna versión animada de Lone Wolf & Cub) sino con actores reales. Y, para asegurar la fidelidad de la adaptación, contrataron como guionista de las películas al propio Koike. El gran quilombo entre los fans se armó cuando se supo que a Itto Ogami lo interpretaría Tomisaburo Wakayama, un tipo que no era muy parecido al personaje dibujado. Claro el pibe corría con la ventaja de ser el hermano del actor Shintaro Katsu, que era el productor de las películas (¿Nepotismo? Ehhh... Ahhh... ¡Aguante los redondos!).
Pero cuando se estrenó en 1972 el primer filme, Ko O Kashi Ude Kashi Tsukamatsuru (en inglés Lighting Swords of Death), Wakayama les calló la boca a todos. El tipo ERA Itto Ogami. Y Akihiko Tomikawa, el borrego que hacía de su hijo Daigoro lograba uno de esos milagros que ocurren muy cada tanto en el cine: un nene que sabe actuar. La química entre ambos personajes era perfecta, imitando a la perfección la dinámica de los personajes del manga. Si a eso le sumamos un guión sumamente fiel a la historieta (por algo estaba ahí Koike), una escenografía impecable y unas coreografías de acción recontra bien hechas y donde la sangre y los descuartizamientos bestias son monda corriente, el resultado final fue simplemente excelente. Tanto es así que entre 1972 y 1974 habría cinco pelis más de Lone Wolf con el mismo equipo creativo. Sin embargo no fueron un éxito monstruoso de taquilla.
También a finales de los setentas la cadena de televisión Nippon produjo una serie de Kozure Okami que duró cuatro temporadas. Itto Ogami fue Kinosuke Yorozuya y Daigoro fue Katsukata Nishikawa. Uniendo varios episodios de la serie se estrenaron cuatro películas con posterioridad. También en 1979 hubo un telefilme con Hideki Takahashi como Ogami. Como curiosidad, el papel de Retsudo Yagyu era interpretado por el primer Ogami, Tomisaburo Wakayama (que moriría en 1992).
El mismo año de la muerte de Wakayama, el director Akira Inoue dirigiría una nueva película de Lone Wolf, donde se recontaba de principio al final la historia del personaje. Masakazu fue esta vez el encargado de interpretar al asesino profesional. Los aficionados se han dividido ante este largometraje: algunos les parece una obra más que interesante, mientras otros sienten que le falta el respeto a la serie original.
Otro medios también aprovecharon la popularidad del manga. Así hubo cuatro obras teatrales basadas en la historia de Itto Ogami. Y hasta hubo un disco que teóricamente cantaba Daigoro. Lo que puede el mechandising, ¿no?
Pero fueron las películas las que hicieron que Occidente se interesara por primera vez por Kozure Okami...
LA INVASION A OCCIDENTE
En 1980 había una miniserie televisiva que arrasaba con todo: Shogun (un bofe melodramático con Richard Chamberlain que mejor olvidar que recordar). Y por supuesto las compañías de cine buscaron algo similar para robar con el furor por los samurais que la miniserie trajo en ese momento. Así fue que David Weisman Y Robert Houghton se encontraron con los filmes de Itto ogami y quedaron impresionados. Así que compraron los derechos de los dos primeros y, mediante un trabajo de corte y pegue, armaron una nueva película llamada Shogun Assasin (1980). Obviamente sacaron todas las partes donde se discuten temas que no eran muy entendibles fuera de Japón y se mantuvieron las escenas de acción y descuartizamientos, pero el resultado final, asombrosamente, es bastante coherente. Y fue un éxito. Los que veían la película no podían creer lo poderosas que eran sus escenas de acción y lo grosso que era el personaje. Así, algunos comenzaron a investigar y se toparon con la historieta de Koike y Kojima. Y las mandíbulas se les cayó al piso.
A uno de los que le pasó eso fue a un dibujante de comics de Estados Unidos llamado Frank Miller. El estilo de narrar de Kojima lo mató y al poco tiempo Miller usaba muchos de los truquitos del dibujante japonés en sus historietas. Y paralelamente, la carrera de Miller despegó increíblemente. Sus trabajos con Daredevil y Wolverine lo pusieron en la cresta de la ola. Así, en 1982 Miller decidió hacer una miniserie donde se hizo explícito su enamoramiento de Lone Wolf & Cub: Ronin, una historia de un samurai reencarnado en un universo futurista, donde el diseño de las páginas y el ritmo narrativo estaba calcado del de Lone Wolf.
Pero el gran éxito de Miller vino con la obra que siguió, una miniserie de Batman llamada The Dark Knight Returns, protagonizada por un Batman viejo, oscuro y muy jodido. La historieta literalmente revolucionó a la historieta yanqui y fue la base en la que s inspiró Tim Burton para crear la personalidad y el mundo de la película Batman (1989).
Como Miller se la pasaba hablando maravillas de esa historieta japonesa de samurais, una compañía independiente de Estados Unidos llamada First comics, decidió comprar los derechos de Kozure Okami para editarlo en Estados Unidos. Con tapas de Miller, el primer número de Lone Wolf & Cub vendió ciento veinte mil ejemplares. Los lectores se caían de úpite al encontrarse con algo tan diferente de los superhéroes que estaban acostumbrados. Y empezaron a estar atentos a ver que cosas más salían de manga. Así fue que comenzaron a aparecer en Estados Unidos (y por influencia en el resto del mundo) ediciones traducidas de algunos mangas. O sea que, si no fuera por Lone Wolf & Cub, la primera oleada de fans del manga y el anime no se habría consolidado.
Otro de los que alucinaron con la serie fue un guionista y autor de novelas policiales llamado Max Allan Collins. Durante años el tipo se la pasó hablando maravillas de la historieta y de las películas del personaje. Así se le ocurrió adaptar la historia del personaje, traspasándola a los años veinte en Estados Unidos. En vez del ejecutor del shogun tendríamos al mejor asesino de un capo mafia. En vez de un jefe de clan rival que quiere hacerlo pasar por traidor, tendríamos al hijo de dicho capo mafia que elimina a casi toda la familia del asesino para ocultar sus propios negocios sucios. En vez de un hijo de tres o cuatro años, el acompañante perpetuo del asesino sería su hijo de doce. Pero todo lo demás (la venganza para recuperar el honor familiar, el vínculo entre padre e hijo, la violencia implacable, el particular código de honor del protagonista) estaba calcado de Lone Wolf. La historieta se llamó Road to Perdition. Y cuando se hizo una película basada en la historieta (con Tom Hanks como el asesino) pocos reconocieron de dónde salió la historia original.
Por supuesto ese no ha sido el único homenaje que Lone Wolf & Cub han conseguido. Desde Usagi Yojimbo hasta Los Simpsons (¡con Homero como Itto Ogami y Maggie como Daigoro!), pasando por un episodio de Samurai Jack, las referencias a esta serie continuamente aparecen. De hecho recientemente la editorial Dark Horse editó en inglés los 28 tomos de la historia y Planeta Agostini comenzó a hacerlo en España, llenando un hueco en los aficionados de lengua castellana. Es que era hora que Itto Ogami y su hijo sean conocidos por todos los mangakas. Con todo lo que había hecho pro ello en estos tiempos, era justo, ¿no?
CURIOSIDADES
- Kazuo Koike es el fundador de la Gekiga-Sonjuku, la escuela de historietas más grande de Japón. De ahí ha salido gente como Rumiko Takahashi.
- Lone Wolf & Cub fue publicado por primera vez en castellano por editorial Columba allá a principios de los noventa. Claro, los tipos destrozaban las viñetas, les agregaban texto y lo coloreaban con ese color espantoso que le ponían a todas las revistas. El resultado fue una verdadera masacre que por suerte solo duró unos episodios.
- Koike tiene el cuarto grado de kendo y ha practicado arquería. O sea, que el viejo tiene idea de pelear como Ogami.
- Goseki Kojima trabajó de joven como narrador callejero presentando Kami shibais, un espectáculo que mostraba una sucesión de dibujos que contaban una historia mientras el dibujante mismo los contaba en público. Esta era una forma común de diversión en el Japón de posguerra.
5 comentarios
Miguel -
deyby rivera -
cesar reyes -
ORLANDO -
Mr_Te -
ME sorprende enterarme que la historia esa era un comic, porque te comento que en 1986 yo la vi en televisión en una miniserie japonesa que dieron en la television boliviana bajo el nombre de el "SAMURAI ASESINO", era una serie fantástica NO era de dibujos animados, era con actores que la verdad ni me acuerdo como se llamaban, lo genial de la serie es que (ahora me entero) respetaron casi de forma fiel el argumento y los personajes del comic, espero que puedas leer este comentario y te sirva de referencia el dato
saludos